Había una vez
una niña llamada ricitos encapuchada roja que vivía en una ciudad llena de
bullicio y adelanto tecnológico. Inmersa en un mundo moderno y desarrollado,
por supuesto contaba ya con todas las herramientas necesarias para estar conectada a la “súper
carretera de la información”, la cual utilizó para enviar invitación a sus
contactos pues traía en mente hacer un rave privado.